La era de la IA

El síndrome del impostor en la era de la IA

El auge de la IA en todos los ámbitos de nuestra vida está conllevando un aumento del síndrome del impostor con consecuencias perjudiciales para nuestra salud mental.

INTRODUCCIÓN

¿QUÉ ES EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR?

El síndrome del impostor sucede cuando las personas exitosas dudan de sus propias capacidades.

Creemos que nosotros mismos somos un fraude. Tenemos una visión subjetiva distorsionada (para mal) de la realidad objetiva. 

Este fenómeno aparece en todos los ámbitos de la vida. Uno puede pensar que no es lo suficientemente creativo o eficiente en su trabajo (aunque la realidad objetiva indique lo contrario). También podemos pensar que no somos buenos padres (pese a que sea un atributo que los demás destacan en nosotros). 

Un ejemplo célebre lo tenemos en el famoso actor norteamericano Tom Hanks (El Náufrago, Forrest Gump), quien ha relatado en alguna ocasión que ha temido que los demás descubrieran que no sabía actuar, cuando en realidad ha recibido multitud de reconocimientos (incluido el Óscar).

Cabe señalar que nuestro autoreconocimiento no depende en exclusiva de la actitud personal y está muy influido por posibles desigualdades estructurales.

 

RELACIÓN ENTRE EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR Y EL AUGE DE LA IA

Vivimos tiempos revolucionarios y no somos conscientes de ello. Solo lo seremos cuando, desde el futuro, miremos al presente con la perspectiva que nos da el tiempo.

El auge de la IA y su rápida evolución y perfeccionamiento ha supuesto abrir la lata de multitud de interrogantes, esperanzas y miedos (desde que puedan ser útiles para mejorar la calidad de vida de los seres de este planeta hasta que puedan provocar un apocalipsis cibernético).

A día de hoy, algunas profesiones se están viendo ‘’sustituidas’’ en funciones de forma directa por las inteligencias artificiales. Los diseñadores gráficos miran con inquietud como cualquier hijo de vecino puede, con las órdenes adecuadas, obtener de ChatGPT versiones estilo ‘’disney’’, estilo ‘’anime’’ o estilo ‘’surrealista’’ de cualquier fotografía en apenas unos segundos. La IA es capaz de generar artículos estructurados (afectando, para bien o para mal, a profesiones como la de periodista), analizar documentos legales (IA abogada), traducir de forma más eficiente que nunca, programar, hacer dietas, etc…  hasta dar buenos consejos de cómo ser mejor padre.

A este respecto, la IA ha incrementado notablemente el síndrome del impostor en todas las profesiones antes mencionadas y más ya que cualquier persona duda de sí misma si se compara con algoritmos que resuelven problemas en segundos o temen que sus habilidades puedan ser reemplazadas con mucha facilidad (y eso que ChatGPT y similares todavía están en pañales en algunos aspectos). 

Cuánto tiempo perdido estudiando una carrera.

 

LA ACEPTACIÓN DE LA SITUACIÓN.

Está siendo cada vez más común escuchar a personas que se fusionan con pensamientos del estilo de “Si la IA hace en segundos lo que yo hago en horas, es que soy un fraude” o “No soy una persona creativa si una máquina me imita y me supera”. Nos creemos estos pensamientos que nuestra mente nos arroja y los consideramos verdades absolutas (nos fusionamos), produciendo en nosotros un malestar continuo.

¿Cómo distanciarnos de esos pensamientos? 

Identificándolos y considerándolos como lo que son: pensamientos, solo pensamientos. 

Nosotros no somos nuestros pensamientos, somos el lugar donde suceden. Somos el cielo y las nubes son nuestros pensamientos, que van y vienen, a veces uno y a veces otro, pero el cielo siempre está ahí. Nosotros somos lo constante. 

Es útil darse cuenta: “Ya está mi cabeza diciéndome que no valgo para nada” es algo diferente a “No valgo para nada” y considerar uno u otro mensaje tiene impacto sobre nuestro bienestar psicológico. Esto nos sirve para poner distancia con nuestras creencias limitantes.

Un paso hacia delante es aceptar la existencia de la IA. Es inútil luchar contra ella pues es un hecho y no es positivo invertir energías en aspectos de la vida que no podemos controlar. 

Tenemos que intentar adaptarnos a esta situación que se nos ha impuesto, que nos toca vivir.

 

VALORES Y ACCIÓN COMPROMETIDA.

Todas las revoluciones tecnológicas acarrean cambios. 

Cuando se pasó de la azada al arado romano, fue una crisis tremenda para los productores de azada. Lo mismo se repite cíclicamente a lo largo de la historia.

Esto no es de por sí bueno ni malo, como ya hemos comentado, la misma tecnología que nos deja sin trabajo es la misma que posibilita avances en medicina.

Lo que sí que puede ser angustiante es que estos cambios tan radicales vienen de la mano de periodos de incertidumbre difíciles de gestionar. No es nada fácil vivir en la incertidumbre pero sí es algo bastante más normal de lo que podemos pensar. La inestabilidad es el periodo natural en la evolución humana (y universal incluso, pues el caos es lo más corriente del cosmos). El control total es una ilusión.

Utilicemos pues, la IA, en la medida de lo posible, para acercarnos a las cosas que realmente nos importan.

Si lo que más valoras en esta vida es tu familia, piensa que gracias a la IA se podrían automatizar tareas repetitivas y delegar parte de tu trabajo. Así, podrías dedicar más tiempo a estar con los tuyos (y si terminas en el paro, todavía más). También puedes mejorar la salud de los tuyos utilizando a ChatGPT para que te haga rutinas de ejercicios familiares, dietas sanas, e incluso hacer “terapia” con él.

Si por ejemplo, lo que más valoras es tu creatividad, piensa en cómo puedes adaptarte y usar la IA para potenciarla al máximo. O cómo puedes exprimirla en cuestiones de aprendizaje.

Incluso nuestros propios valores nos pueden orientar a intentar limitar el uso de las IAs o fomentar que se haga de una forma responsable a través del activismo.

No se trata de, ignorantemente, ver solo la parte positiva de la situación, sino de saber adaptarnos a lo que hay.

 

CONCLUSIÓN.

El equilibrio entre lo humano y lo digital.

En la actualidad vivimos una época en la que vamos en dirección a la coexistencia entre hombre y máquina en sus formas más avanzadas. Solo en los pensamientos más catastrofistas se plantea algún tipo de confrontamiento a lo Terminator pues la IA depende del criterio humano.

La IA no entiende ni comprende como lo hace un ser humano, es un objeto que “finge” hacerlo y que depende que no se vaya la luz para poder existir. La IA puede imitar, pero no crear en el sentido amplio del término. También puede imitar tener emociones (de hecho, hay personas que aseguran sentirse escuchadas) pero es todo un teatro formado por palabras en la pantalla de un dispositivo electrónico. La inteligencia artificial no tiene emociones.

Tenemos a disposición una herramienta (impuesta por las grandes empresas, las cuales no nos han preguntado pues actúan en base a sus beneficios económicos, pero ahí está) y de nosotros depende cómo nos relacionamos con ella.

¿Nos centramos en desarrollar más nuestro lado humano en medio de tanta máquina o nos dejamos arrastrar y nos robotizamos nosotros mismos?

 

“El verdadero peligro no es que las computadoras comiencen a pensar como los hombres, sino que los hombres comiencen a pensar como las computadoras”. Sydney J. Harris

 

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Adicción al móvil

REFERENCIAS

ANIMSA. (2018, 22 de agosto). 10 frases sobre tecnología para reflexionar. https://www.animsa.es/noticias/10-frases-sobre-tecnologia-para-reflexionar/

Síndrome del impostor. (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 11 de abril de 2025, de https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_del_impostor

 

 

Por favor, ¿puedes compartir este artículo en tus redes sociales? Es muy sencillo, solo tienes que hacer click en la red donde lo quieras compartir. Gracias