El otro día estaba en la sala de espera del médico de mi ciudad. Estuve sentado en los típicos bancos de espera o sillas conectadas. Un chico no podía dejar de mover las piernas (lo que hacía que se moviera todo el banco de sillas), hasta que una mujer se levantó, protestó, y el chico se levantó pidiendo disculpas y alegando que ‘era algo que no podía controlar’. ¿Tendría el síndrome de piernas inquietas?
ÍNDICE
El síndrome de piernas inquietas
NO ES LO MISMO EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS QUE MOVER LAS PIERNAS POR NERVIOSISMO
Siempre he pensado que el síndrome de piernas inquietas era básicamente mover las piernas por nerviosismo y que era algo sin mayor importancia, cosa que supongo que mucha gente cree. Estudiando un poco uno se da cuenta de que es otra cosa.
El hecho de mover las piernas por nerviosismo, respuesta al estrés o a la ansiedad no está relacionado con sensaciones incómodas y lo hacemos voluntariamente y lo podemos controlar.
En el síndrome de piernas inquietas movemos las piernas porque así aliviamos sensaciones molestas como hormigueo o picazón. Ocurre en momentos de descanso (como cuando estamos a punto de dormir). No es algo que podamos controlar pues es involuntario, tenemos la irresistible necesidad de mover las piernas. Además, tiene una causa neurológica.
VIVIR CON EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS ES ALGO COMPLICADO
Aunque, a primera vista se nos pueda ocurrir que quizás sea positivo para bailar all night long. este síndrome conlleva un deterioro notable en la calidad de vida del paciente:
-Alteraciones en el sueño: Es difícil conciliar el sueño si tenemos ganas irresistibles de mover las piernas, lo que se traduce en fatiga, somnolencia, menor rendimiento académico/laboral, mayor irritabilidad… pésimas decisiones se han tomado como consecuencia de la falta de sueño. Por no hablar de la cantidad de enfermedades relacionadas con ello.
–Tenemos dificultades para estar en reposo: Piensa en situaciones que requieran estar sentado durante mucho tiempo. Imagínate siendo entrevistado para conseguir el trabajo de tus sueños y que no puedas responder con un mínimo de coherencia porque estás luchando por no empezar a dar saltos.
-Ansiedad, depresión, estrés: Muchas personas con este síndrome tienen trastornos de ansiedad o padecen depresión, por el impacto directo que tiene en su calidad de vida y por la incomprensión de los demás, que tienden a minimizar sus efectos.
TRATAMIENTO
Si crees que puedes tener este síndrome, puedes realizar unas sencillas pautas para llevarlo mejor, como hacer ejercicio, intentar tener unos buenos horarios de sueño o evitar sustancias que puedan desencadenar el deseo irrefrenable de moverse (cafeína, alcohol).
No obstante, en una gran cantidad de casos se requiere medicación.
Es necesario consultar con especialistas ya que suele ser algo progresivo, y lo que ahora es una simple molestia puede convertirse en algo más difícil de llevar.
Desde aquí lanzamos el siguiente consejo: No resistas la necesidad de moverte, (consejo para la vida en general). Si reprimes la necesidad de moverte los síntomas empeorarán.
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BIBLIOGRAFÍA
González, M. A., Corral, J. A., Vázquez, J., Díaz, Á. A., Arribi, M. M., & García, D. S. (2009). Síndrome de las piernas inquietas. Revista De Neurologia, 48, 33–36. https://doi.org/10.33588/rn.48s01.2009050