El síndrome de la ingesta nocturna es un trastorno de la alimentación, al igual que lo es la bulimia, la anorexia, la obesidad…
Lo presentan las personas que muestran una fuerte necesidad de comer después de haber cenado, incluso levantarse de la cama para hacerlo.
ÍNDICE
Qué es el síndrome de ingesta nocturna
Para que el hábito de tomar algo después de cenar, antes de ir a la cama, o incluso estando ya acostado, se convierta en algo preocupante, debe mostrar las siguientes características:
- Tomar al menos el 25% de la comida diaria después de haber cenado.
- Sentimiento de urgencia por comer después de cenar y antes del inicio del sueño.
- Estar convencido de que es imprescindible comer para poder conciliar el sueño o, si se despiertan entre noche, para volver a dormirse.
- Estado de ánimo deprimido que empeora por la noche y que se reduce comiendo.
- No suelen desayunar al día siguiente.
Aunque este comportamiento no ocurre todos los días, si se realiza al menos 2 veces por semana.
Como reconocer el síndrome de alimentación nocturna
Quienes padecen este síndrome de comida nocturna, suelen manifestar:
- Exceso de peso u obesidad, provocado por la ingestión de alimentos varias veces durante la noche, principalmente carbohidratos y azúcares.
- Patrones del sueño alterados: duermen poco durante la noche y presentan un exceso de somnolencia durante el día, que puede interferir con la realización de sus tareas cotidianas.
- Durante la primera parte del día, tienen un déficit de ingesta de calorías, ingieren menos de las necesarias. Controlan lo que comen durante el día pero pierden el control conforme anochece.
- Problemas gastrointestinales, como reflujo o acidez crónica, que pueden derivar en cáncer de esófago.
- Suelen tener conflictos familiares y padecer estrés, que suelen paliar con estos «atracones nocturnos tranquilizadores».
Causas del síndrome de ingesta nocturna
- Al tener los patrones de sueño alterados, durante un tiempo se pensó que esta era la principal causa de este síndrome. La mayoría de las personas que lo padecían, informaban de tener problemas a la hora de conciliar y mantener el sueño. Recientemente se ha comprobado que los ritmos biológicos que regulan el sueño y el despertar de estos pacientes, es completamente normal. Sin embargo, si está demostrado que las personas con este síndrome, duermen menos horas y se despiertan más veces durante la noche que quienes no lo padecen.
- El hecho de que los alimentos ingeridos durante la noche sean predominantemente carbohidratos, los cuales incrementan la disponibilidad del triptófano relacionados con la producción de serotonina en el cerebro y que induce el sueño, puede ser un indicativo de que las personas con el síndrome de ingesta nocturna las realizan, precisamente, como una manera de automedicarse contra el insomnio.
- También, alteraciones emocionales, como la depresión o la ansiedad, pueden desencadenar episodios de ingesta nocturna con el objetivo de hacer desaparecer los síntomas.
Como tratar el síndrome de ingesta nocturna
En estos momentos, el mejor tratamiento de autoayuda para este trastorno es el desarrollado en 2004 por Allison, Stunkard y Thier, basándose en la terapia cognitivo conductual.
Este tratamiento comprende 7 áreas:
- Psicoeducativa: Explicación de las características de este trastorno, de la alimentación saludable y cómo está afectando a su vida.
- Autorregistro: El paciente debe anotar lo que come y cuando lo hace, durante una semana. A partir de ahí, se establecen los objetivos de ingesta diaria y la disminución progresiva de lo que toma por la noche.
- Relajación muscular progresiva: para disminuir la ansiedad y el estrés que pueden producirse al reducir la toma nocturna.
- Higiene del sueño: pautas para tener un sueño saludable y con horarios regulares.
- Reestructuración cognitiva: modificación de los pensamientos asociados con la creencia de que es necesario comer para dormir.
- Actividad física: practicar una actividad física regular para mejorar el estado de ánimo y el bienestar emocional.
- Apoyo social: animar al paciente a buscar apoyo en las personas cercanas.
A veces, dependiendo de la gravedad del caso, puede resultar beneficioso el empleo de medicamentos ansiolíticos o antidepresivos junto a la terapia psicológica.
Referencias Bibliográficas:
- M. Calado Otero. (2010). Trastornos alimentarios. Guías de psicoeducación y autoayuda. Ed. Pirámide.
- C. Saldaña, I. Tomás y L. Bach. (1997). Técnicas de intervención en los trastornos del comportamiento alimentario. Ed. Ariel
- Miguel A. Vallejo Pareja, M. Isabel Comeche. (2016). Lecciones de Terapia de Conducta. Ed. Dykinson.